Baba Yaga, protagonista notable de los cuentos eslavos, nos invita a resolver su enigma. Sigamos las pistas y trampas de su camino hasta el fondo del oscuro bosque que esconde los secretos de la respuesta.
Baba Yaga, cuyo nombre se pronuncia “Bah-ba Yah-guh” de manera aproximada, ha sido un personaje controversial en cuanto a su verdadera índole. Diversos estudiosos afirman que Yaga y sus cuentos derivan de remanentes de antiguos rituales y prácticas religiosas, ya que se manejan alusiones ctónicas, de madre de criaturas del bosque o de la tierra, y productora de tormentas de nieve. A pesar de que no se sabe con certeza la naturaleza de su figura en su totalidad, se dice que solía ser una hermosa y sabía mujer, e incluso, se barajea la posibilidad de una diosa de la fertilidad que otorgaba vida a toda la naturaleza, marcándole sus ciclos y ritmos cósmicos, lo que adhiere igualmente al final de la vida. Es así que, en una amplia variedad de estudios, el entenderla simplemente como “bruja” pudiera no ser suficiente para abarcar su complejidad.
Sus historias provienen de Rusia, los Bálticos, Ucrania y otros países eslavos, apareciendo en cuentos de hadas, el folklore, al igual que en artes visuales como grabados de madera desde el final del siglo XVII, con mayor énfasis en el XVIII y XIX.
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¿Quién es Baba Yaga?
Convencionalmente, el significado de “Baba Yaga” se refiere a una anciana desarreglada que vive sola y hasta a una figura humana hecha de nieve. Por lo que concierne a su apariencia, normalmente se le atribuye una larga nariz, dientes de acero filosos, junto con pechos colgantes adjudicados a su condición de anciana. Lleva con ella un mortero y su escoba, la cual usa para barrer sus huellas. Su cabaña giratoria del bosque, en la versión más popular, no tiene ventanas ni puertas, pero cuenta con piernas de pollo o cabra.
A este respecto, se tiene constancia de chozas de almacenaje alzadas con tocones de madera que se ven similares a “patas”, mismas que se agregaban para resguardar las reservas de alimento de los animales. Lo anterior se ha estudiado en el pueblo Sami de Estocolmo y en construcciones parecidas usadas por cazadores nómadas de Siberia.
El nombre “Baba Yaga” genera confusión en su significado, debido a que ha tenido numerosas variaciones en cada región en que aparece. Sin embargo, puede generalizarse que “baba” suele referirse en ruso antiguo a hechiceras o adivinas, evolucionando a una abuela o mujer anciana en lo moderno. En su raíz más remota de lenguas eslavas y dialectos, se usaba para designar regiones montañosas, así como formaciones rocosas, entre otras muchas alternativas.
Yaga o Iaga es el modo en que los aldeanos llamaban a una mujer desagradable físicamente, desafiante, peleonera y de edad avanzada. Es decir, aspectos negativos a los que se añaden definiciones de enfermedad y de un espíritu perjudicial que sofoca durante la noche, produciendo pesadillas. De un modo más remoto, se vincula hacia aspectos del caos de las tormentas invernales, y, por otro lado, a la fortaleza y entendimiento. En el proto-eslavo se traduce como serpiente, pero su significado original es difícil de determinar.
Múltiples procedencias y explicaciones sobre Baba Yaga
A continuación, se tratan algunas de las teorías más frecuentes, en virtud de que existe una vastísima cantidad de ellas. No obstante, las presentes pretenden brindar una orientación inicial para el lector.
Así, de acuerdo al folclorista ruso Aleksandr Afanásyev, puede verse una clara conexión entre aspectos climáticos y fenómenos de la naturaleza en Yaga, decidiendo a voluntad si lanzará un buen o mal temporal. Ella vuela con un mortero de hierro (nube tetera que simboliza tempestad), propulsándose con un bastón que se identifica con el trueno y una escoba ardiendo, estableciendo su vuelo como causa de que el viento aúlle, los árboles se retuerzan y crujan. Asimismo, pesadas tormentas de relámpagos se acompañan de caballos mágicos que sueltan fuego por la boca, botas de 7 leguas y una alfombra voladora. Lo mismo ocurre con su “gusli” o instrumento musical ruso parecido a un harpa, que en este caso se activa y toca automáticamente, por sí solo. Ello se refiere, de igual forma, a sonidos del viento. En la misma interpretación de nubes que se mueven rápidamente, se dice que las patas de la cabaña servirán para el mismo fin de desplazamiento.
En el cuento de “La victoria de Iván el tonto sobre Baba Yaga”, ella quiere comérselo y le indica que debe sentarse en una pala para hornear, pero Iván la engaña mostrando un falso interés en el proceso y la mete en la estufa. La narración se interpreta como la victoria del sol y sus rayos sobre la tormenta negra, teniendo en mente que, en otras historias, Yaga persigue a ciertos personajes volando precisamente en una nube negra.
Ahora bien, el pueblo eslavo identifica a Baba Yaga con una serpiente mítica, lo cual es característico en Ucrania, igualando a dichas serpientes con brujas. De hecho, algunos cuentos incluyen un gorro de piel de sapo o de serpiente para la protagonista. Se dice que Yaga esconde manantiales de agua viva, de oro, plata y cobre, que se manifiestan como los tesoros del sol. Otro ritualista nativo, K. D. Laushkin, incluso menciona que se pudiera tratar, en su origen, de una identidad zoomórfica al ser identificada en algunas historias como “la de una pierna”, descrita como huesuda, de madera y dorada. La cojera, conforme al simbolismo ctónico, se une con el símbolo de la serpiente. Es decir, en un escenario primitivo sería el animal, para luego transformarse por etapas en una criatura o deidad ya humanizada pero discapacitada, que en este caso, le falta una pierna.
Por su parte, el antropólogo Vladimir Propp, habla de Yaga desde una perspectiva mitológica en la que fungiría como una guía entre mundos o guardiana de las fronteras. Lo dicho se explica porque habita en la profundidad del bosque, asimilado como la entrada al “Koshnoe tsarstvo” (también conocido como preispodn’ia) o inframundo en la mitología eslava, el cual contiene 2 capas: la de los ancestros en el suelo y la de espíritus adversos por debajo de la tierra. En una de las historias, Yaga ayuda a un héroe para llegar al estrato inferior y salvar a una princesa que había sido raptada. La cabaña rodeada de cráneos y huesos funcionaría como una puerta simbólica al Koshnoe tsarstvo y Baba Yaga estaría custodiando la entrada a ese reino de los ancestros. No obstante, la choza es ambivalente, ya que se compara tanto con una sepultura como con el útero (también figurando en el horno de su cocina), tal como la tierra donde va la muerte, pero de la que, además, surge vida.
De nuevo aparece el personaje de Iván, una especie de “príncipe azul” en sus cuentos de hadas. El paso al inframundo requiere de estar o parecer muerto, por lo que come hongos alucinógenos que actúan como “anti-alimento” en un viaje de vida-muerte. A esto se añade un baño de vapor que servirá para deshacerse del olor de los vivos y pasar desapercibido. Yaga sabría el modo de preparar el vapor para limpiar al héroe y que su alma saliera de su cuerpo con un ritual de apertura de los sentidos, dejándolo hablar y ver en su travesía.
Otro enlace de Yaga con la muerte se ve en sus atributos de decadencia, evidenciados en sus piernas huesudas. Se discute, de la misma manera, la conexión con el shamanismo de Siberia al hablar del manejo de hongos y, en otras historias, el incluir muñecas sin brazos ni piernas a modo de amuleto. Por su parte, Baba Yaga posee aves (gansos, cisnes, águilas) que intervienen como psicopompos para acompañar el viaje del alma de vivos o muertos hacia el otro mundo o “reino de la muerte”. Propp enunció que, en función de esto, la casa de Yaga, siempre está en la frontera del otro reino. Igualmente, declaraba que las historias de Yaga son vestigios de rituales de iniciación para adolescentes en camino al paso de enfrentar la adultez (simbólicamente entendido como la muerte del niño), sus dificultades, interacciones en sociedad y en pareja, tratando de orientarlos hacia nuevas tareas para una vida en familia.
En el caso del historiador soviético B. A. Rybakov (que vivió de 1908-2001), tenía una visión de Baba Yaga como deidad ambivalente, ya sea sobre la cosecha o “gran madre tierra” (proveniente de Mokosh), o a modo de amenaza para la vida humana (encarnación de Mara o Marzanna).
A. Andreev, un investigador contemporáneo del paganismo eslavo, percibe a Yaga como una diosa de la tierra, la luna y el sol. Ello lo retoma de varias referencias como el cuento donde “Vasilisa la hermosa” es enviada con Yaga para obtener fuego. Se aprecian 3 jinetes delante de ella sobre caballos del mismo color que ellos: el jinete blanco es el día, el jinete rojo como el sol hermoso y el jinete negro representa la noche oscura. Andreev también le confiere un segundo aspecto de diosa de la muerte, que, al mismo tiempo, es maestra de las almas, enviándolas a la tierra y trayéndolas de vuelta. De cualquier forma, el mismo autor analiza que pueda no ser una deidad, sino una clase de sacerdotisa, madre de la cosecha o de las brujas con conocimientos ocultos, cuyo cabello suelto se asocia a la magia (aunque en tiempos más antiguos también se une al matrimonio, la muerte y entierros).
Baba Yaga y el cristianismo
El papel de Yaga se vuelve más trivial y superficial, desde mero sujeto de cuento de hadas, hasta lo humorístico y grotesco. Es transformada con el cristianismo en una bruja maliciosa de aspecto repulsivo que roba y come niños principalmente, o jóvenes que “se portan mal”, terminando en su pala para hornear. Hechicera de tendencia a la “imperfección moral” envuelta en engaño, odio y envidia. Ahora será percibida como una mujer anciana a la que se le reprocha su independencia, el no estar casada y, en versiones cada vez más tardías, con hijos que no siempre tienen nombre.
Un relato a destacar está dentro de la colección de “Cuentos de hadas rusos” de 1780, atribuido a Vasilii Levshin (aun cuando se ha investigado que ya existía circulando desde mucho antes en la tradición oral). Su primera copia se encuentra en el Museo de Historia de la Religión de San Petersburgo en un gráfico llamado “El nacimiento de Baba Yaga” en texto lubok de arte popular ruso. Según muestra, Yaga es creada por el “demonio” a partir de cocinar a 12 mujeres malvadas que contienen un alcohol maligno, el cual es mezclado con la saliva del demonio y cenizas. La sustancia termina en el suelo y se trozan las piernas de Yaga con el golpe. El propósito, en este entendido, se dirige a que se piense en las mujeres como fuente de maldad.
Consideraciones finales
Los conocimientos y dones de Yaga son debilitados y percibidos como peligrosos y destructivos, pero no se consigue anularla del todo, manteniendo todavía una parte en la que ocasionalmente facilita la justicia, ayudando al ser humano, a pesar de que sea a cambio de atravesar complicadísimas pruebas o favores. En su parte positiva, ella concede objetos mágicos, consejos y valiosos regalos.
Baba Yaga se asimila entonces como una amalgama de antiguas deidades eslavas, junto con ideas sobre prácticas de hechicería y espíritus de la naturaleza. Nikolai Novikov, quien escribió uno de los cuentos de Yaga en 1820, afirmó: “Baba Yaga es cierto tipo de deidad eslava, conocida por nosotros desde cuentos de hadas”. El autor consideró que los aspectos positivos de Yaga serían los más arcaicos y que su parte negativa se puede reflejar en las fuerzas hostiles de la naturaleza, sumada con algunos vicios humanos como la crueldad, falsedad, traición, etc.
Más aun, no siempre se trata de una sola, siendo que puede expresarse en 3 aspectos, donde algunos cuentos la representan como hermanas, primas o hijas. Las hermanas se aparecen de la más joven hasta la más anciana, con una tripleta folclórica que repite respuestas rituales en las narraciones. Se especula que estas 3 figuras tengan un enlace con la idea de diosas triples o con las diferentes representaciones de las figuras de mujeres que encarnan los 3 destinos. Esta última interpretación proviene de las constantes apariciones de Yaga en el telar, que remite a las Parcas como hilanderas.
Para concluir, puede señalarse que hay una variedad de hipótesis que sirven de guía en la comprensión de Baba Yaga, sin olvidar que, a pesar de los posibles y probables orígenes del personaje en las creencias y prácticas paganas eslavas, el paso del tiempo necesariamente tuvo que traer modificaciones, fantasías agregadas, censura e ideas de la religión cristiana. Ello no invalida los estudios surgidos a través de los años, sino que invita a un análisis más profundo en el que se descarten o reelaboren las ideas que hayan perdido vigencia o que no se sostengan el contexto histórico del cual provienen para encontrar nuevas respuestas.
Teresa Garza
Mayo, 2022
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Buscadora del conocimiento, comunicóloga, psicóloga y admiradora de la naturaleza. Soy apasionada de la lectura, redacción, investigación, medios de comunicación, música e historia. En cuanto al estudio del pasado, en especial me interesa el análisis de las culturas de la antigüedad precristiana, revisando su abordaje en la actualidad.
Viviendo en un camino de aprendizaje que nunca termina. En un viaje tras los motivos, anhelos y senderos de los contrastes en los que se sumerge la imaginación y el inconsciente.